CEI
La biblioteca superpoblada - Recuerdo y diagnóstico de una triste humorada - Por Dr. Hugo Francisco Bauzá
Cuando terminé el colegio secundario, a principio de los años ’60, deseé trabajar de manera sostenida, es decir, con un sueldo fijo (antes lo había hecho de modo informal). Adolescente, no quería ser gravoso para mis padres. Además, con lo que pudiera ahorrar, aspiraba cumplir uno de mis sueños: adquirir una motoneta Vespa, vehículo que marcó época y que hoy vemos en románticas películas italianas de esos años. Mis padres jamás me la hubieran comprado por considerarla peligrosa. Poco tiempo después el gobierno de la provincia de Buenos Aires abrió un concurso para cubrir una serie de vacantes de empleos públicos, al que me presenté. Exigían cierta destreza en materia dactilográfica -había que escribir varias decenas de palabras por minuto, no recuerdo cuántas-, estudios secundarios completos y conocimiento de determinadas leyes.
Dr. Hugo F. Bauzá (3)
La voz centauros kéntauroi en griego, centauri en latín- remite a seres mitológicos de naturaleza mixta: mitad hombre, mitad caballo. La cabeza, los brazos y el tronco, humanos; el resto del cuerpo y las patas, equinos. En sus orígenes sus piernas delanteras eran humanas, mas, a partir de la época clásica, el canon de estos monstruos se desarrolla con las cuatro patas caballares, así lo revelan las representaciones iconográficas de su figura tal como se advierte, por ejemplo, en los restos de la “Centauromaquia” otrora representada en las metopas del Partenón o, por caso, en el frontón occidental del templo de Zeus, en Olimpia.
Dr. Hugo F. Bauzá (2)
En 1669 Andrew Eliot, uno de los ancestros de Thomas Stearns, partió de East Coker, en el condado inglés de Somerset con destino a Massachusetts. Era uno de los tantos puritanos que se exiliaban en lo que hoy son los Estados Unidos de Norteamérica, huyendo de la Guerra Civil inglesa y disconforme con las circunstancias político-religiosas que se estaban dando en su país. Desde entonces su familia formó parte del grupo religioso que colonizó New England; siglos más tarde esa élite de peregrinos se vio desplazada por una suerte de burguesía empresarial; esa nueva realidad socio-política sería la que, más tarde, determinaría que Thomas abandonara los EE.UU. para desplazarse a la Gran Bretaña de sus ancestros.
Dr. Hugo F. Bauzá (1)
El presente trabajo apunta a señalar el carácter ‘metapoético’ del canto de las Sirenas, vale decir, el canto como potencia cuyos efectos van más allá de la mera evocación: el canto como incantamentum, según lo formula la tradición órfica y, consecuente con ella, el vínculo de estos daímones femeninos, tan seductores como nefastos, con otras potencias infernales.
Dr. Hugo F. Bauzá
Las Vitae Vergilianae1 señalan que Publio Virgilio Marón nació el 15 de octubre del año en que fueron cónsules por vez primera Pompeyo Magno y Licinio Craso, es decir en el 70 a. C., en una aldea llamada Andes, cercana a Mantua. Tal lo que, entre otras referencias, lo señalan Suetonio2, Elio Donato, Filargirio, Probo, Focas y las notaciones del gramático Servio. La de Donato añade que habría muerto en Brindis3, al retornar de Grecia, en el año 734 de la fundación de Roma, es decir, el 19 a. C., según nuestro calendario. Suetonio y san Jerónimo refieren que tenía 52 años; Probo, en cambio, habla de 51, esta resulta ser la cifra correcta.
